Abrir y cerrar una caja, no es una caja cualquiera, donde recuerdos hienos de emociones detienen pequeñas impresiones. Cerramos la caja por dolor que adormeció el cuerpo día tras día soñando un sueño imposible de cumplir, pues es ilusión pretender cambiar cosas que no cambian sin embargo dejamos la caja sin candado y la abrimos pensando cosas que no hay que pensar, deteniendo el momento rosa de poder sentir un cariño celestial dentro de nosotros. No somos de piedra, recuerdos vagan en la inocencia de nuestras mentes pidiendo dolor a grito sin darnos cuenta.
Abrir recuerdos bonitos conllevan a días negros de felicidad incoherente que excita y luego lastima lo mas profundo de uno.
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